El Real Madrid está en la final de la Champions con otra –sí, otra más– remontada impensable, inesperada, inexplicable, alucinante, imposible de explicar. Estaban los blancos muertos, al borde del KO ante todo un Bayern que acariciaba el billete para Wembley. Pero entonces pasó. Un gol de Joselu empató y otro más le dio a los de Carlo Ancelotti el pase a la gran final con un héroe que nadie esperaba.
Fue una primera parte de respeto absoluto, algo plomiza y sin que pareciera una vuelta de las semifinales de la máxima competición continental. O quizás sí, con ambos tomando excesivas precauciones. Dominaba el Madrid, pero el único que parecía querer imprimirle ritmo era Vinícius, que encaraba siempre, pero sin encontrar compañía.
El Bayern nada que ver con el equipo arrollador del Allianz, esperaba agazapado su oportunidad, consciente de que llegaría en algún despiste blanco. Y la tuvo, en una buena combinación en la que Gnabry cruzó demasiado su centro-chut.
Aunque la más clara fue de los madridistas. Carvajal profundizó por la derecha, cedió a Vinícius en el área y el latigazo del brasileeño dio en el palo. El rechace le llegó a Rodrygo, que solo y con todo a favor, se encontró con la inmensa figura de Neuer.
El ritmo aumentó en la segunda mitad, primero con unos minutos de dominio alemán, después con respuesta madridista, que comenzó a exigir a un Neuer que demostró que si no sigue siendo el mejor portero del mundo, poco le falta. Una nueva jugada de Vini la despejó la zaga del Bayern, y después fue Davies el que avisó con un chutazo ante el que se lució Lunin.
Fue entonces cuando llegaron los mejores minutos del Real Madrid, con otra acción de Vinícius que tocó Rodrygo para que el balón se perdiera rozando el palo. Después fue el ’11’ el que acarició de nuevo el tanto en una falta a la que respondió Neuer con una impresionante mano.
Y en pleno vendaval madridista, cuando más inclinado estaba el campo para su lado, llegó el bofetón. Pérdida de Rodrygo, contragolpe veloz del Bayern para encontrar a Davies en la banda y el jugador pretendido precisamente por el Real Madrid fue su aparente verdugo: recorte con la zurda y derechazo a la red.
La reaccion no tardó en llegar, con un gol casi de inmediato… pero anulado. El chut de Valverde acabó en gol tras un córner, pero antes había falta previa de Nacho por un empujón a un Kimmich que estuvo muy listo.
El Madrid dominaba, pero sin fe, sin que pareciera una de esas noches mágicas a las que acostumbra el Bernabéu. Ataques que morían sin peligro y disparos sin demasiado peligro… como uno de Vinícius. Pero entonces llegó el fallo de Neuer en el chut del brasileño y Joselu –que llevaba apenas unos minutos en el campo– fue el más rápido para cazar el rechace y lograr el empate que nadie esperaba.
El Bayern acusó el golpe, como, noqueado por estar viviendo lo que tantos y tantos equipos en la Champions. El Madrid olió la sangre y se volcó hasta encontrar otro gol más con protagonistas inesperados: centro desde la banda de Rüdiger y remate de nueve de Joselu… que el árbitro señaló como fuera de juego.
Fueron minutos eternos para jugadores y público mientras se reservaba la jugada: y fue gol. El Real Madrid lo había vuelto a hacer. Que nadie busque una explicación a cómo, está de nuevo en la final
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