El Atalanta de Gian Piero Gasperini hizo historia este jueves al ganar en la vuelta de semifinales de Liga Europa de fútbol al Olympique de Marsella (3-0) y certificar su pase a la gran final de Dublín, donde jugará por primera vez un partido en el que un título europeo está en juego.
La ciudad de Bérgamo, en el norte de Italia, se despertó soñando con meterse en una final europea por primera vez en su historia y se durmió soñando con levantar un título europeo, una Liga Europa que además le permitiría volver a disputar Liga de Campeones.
Y lo logró de manera merecida, incontestable, ante un Marsella venido a menos que lejos del Velodrome fue una sombra de lo que presentó en la ida. También, claro está, por culpa de una ‘Dea’ que saltó al Gewiss Stadium convencida de que iba a lograr su objetivo, con ganas de demostrar que golear al Liverpool en cuartos de final no fue casualidad y de que son claros candidatos a levantar el título.
Empezó desde el minuto 1 con el dominio, dejando claro que el planteamiento de Gasperini, arquitecto y entrenador ya histórico de este equipo, era el mismo de siempre. “Es importante no perder la identidad”, dijo en su momento el técnico. Dicho y hecho. Presión alta, emparejamientos individuales a todo el campo y velocidad tras el robo.
Con De Ketelaere, Scamacca, Lookman y Koopmeiners desatados, el carrusel de ocasiones no se hizo esperar. De Ketelaere se estrelló con el palo tras esquivar a Pau López y, poco después, Scamacca, en un estado de forma descomunal, contra el larguero tras cazar un balón suelto dentro del área en un saque de esquina que dio pie a otro remate de De Ketelaere que salvó el meta español.